miércoles, 11 de mayo de 2011

Intervención en calle

Mi equipo y yo visitamos por segunda vez el Albergue Municipal de Elejabarri, en esta ocasión para encontrarnos con Laura, la educadora responsable del equipo de calle. Laura no sólo nos explico como funcionaba su equipo, sino que consiguió ponernos en situción y explicarnos el día a día de su trabajo y del que podría ser el nuestro. Me pareció muy interesante el hecho de que no nos bombardeara con aspectos teorícos, prefirió centrarse en la práctica, en lo que verdaderamente se hace.

Laura comenzó comentándonos que el equipo de calle esta formado por cuatro personas que trabajan en parejas dividiéndose entre ellos los 8 distritos de Bilbao.
Su primera tarea es realizar pateos para analizar la realidad de la calle de la cuidad. Nos contó que esta realidad difiere un poco de la del resto de cuidades españolas: El 80% de quienes viven en la calle son jóvenes de origen magrebí en su gran mayoría. Estos chicos poseen habilidades sociales y están insertos por su propia cuenta en gran número de programas, por tanto podríamos decir que su problema tiene relación con la falta de vivienda o de papeles, habiendo conseguido estos, su problema se solucionaría. Sin embargo el 20% restante es el colectivo diana para los educadores puesto que lo forman personas de mediana edad con patologías asociadas, consumo o con una estancia en la calle tan prolongada que habrían roto definitivamente con cualquier vínculo que pudiera ayudarlos. Por consiguiente, este es el colectivo en el que debe centrar se el equipo de calle.

Laura nos explicó que la intervención consta de diferentes fases, y aunque no las nombró de esta manera se corresponden con aquellas que hemos tenido que trabajar en nuestro texto:
1. Observación: En esta etapa lo importante es observar la realidad de la perona pero desde la distancia, cual es su rutina, con quien se relaciona...
2. Acercamiento: En esta fase el educador debe acercarse a la persona e intentar crear un vínculo con ella. Este vínculo debe de estar basado en la confianza y en la sinceridad y el respeto. Si por cualquier motivo no conseguimos vincular con la persona, Laura nos dijo que lo más apropiado sería dar paso a otro de nuestros compañeros.
3. Acompañamiento: Es esta la fase del camino conjunto. Laura nos hablo de paciencia y de humildad. Es un proceso largo y los objetivos no siempre son los que desearíamos, por tanto no debemos centrar únicamente nuestro enfoque en los resultados, sino también en lo que se consigue a lo largo del proceso.
4. Desvinculación: La función de los educadores tiene un principio y un fin, puesto que no interesa que el usuario cree una dependencia del educador cuando uno de los objetivos es que logre su autonomía. Por lo tanto, cuando la persona lleva un tiempo estable en algún centro o programa se cierra el caso y son otras entidades las que se encargan de su seguimiento. El equipo de calle sólo está en la etapa inicial del camino hacia la incorporación en la sociedad.

Al hilo de este tema planteamos un debate en clase: Las personas no desean ver a gente sin hogar viviendo en la calle y plantea como solución construir más albergues, sin embargo nadie quiere tener un albergue debajo de su casa. ¿Qué es lo que, como educadores sociales, podríamos hacer ante esta negativa?
Realmente este es un tema muy complejo, puesto que los vecinos son los que tiene la última palabra y en sus manos esta la creación o no de un albergue y aunque hemos visto que se creación es necesaria, nadie los quiere cerca de su casa. En clase sacamos diversas conclusiones:
- Por un lado a la mayoría nos pareció esencial el tema de la concienciación. Quizá estaría bien trabajar en proyectos que involucren tanto a los propios vecinos como a personas sin hogar. Sin embargo a muchos en clase, esta idea les resultó bastante utópica, puesto que la amenaza a la seguridad de los vecinos que supone un albergue de estas características es muy poderosa.
- Otros opinaron que una solución sería crear estos albergues en edificios de viviendas de protección oficial. Sin embargo esta idea creó polémica puesto que hubo quienes opinaban que esto daría lugar a "guettos" en los que se reunirían personas con una posición social más desfavorecida apartándose así de la clase más pudiente, la cual no tiene que aceptar como requisito para obtener su vivienda el tener un albergue en su mismo edificio,ya que cuentan con el dinero necesario para comparse una casa donde quieran.
 En mi caso, yo opto por la alternativa de la concienciación, es necesario cambiar la mentalidad no sólo de los vecinos de barrio en el que pretenda establecerse el albergue, sino de la sociedad en general para hacerla comprender que las personas por el hecho de no tener un hogar no dejan de ser personas ni tienen porqué verse reducidos sus derechos, no deberíamos entorpecer el camino hacia su reinserción poniendo trabas a la creación de un centro, es necesario apreciar la labor que éstos llevan a cabo.

1 comentario:

  1. Hola Elena,

    Me parece correcto trabajar por la concienciación social sobre las personas sin techo. Habría que trabajar más este aspecto que hoy tan poco se trabaja.

    Una clave de este trabajo sería por el conocimiento personal de estas personas. Su colaboración en trabajos comunitarios y la relación que puedan mantener con los vecinos, acrecentaría la sensación de seguridad y facilitaría la puesta en marcha de más equipamientos.

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