domingo, 9 de octubre de 2011

TÉCNICAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA

Esta semana nos ha tocado tratar el tema de la modificación de conducta. Existen diferentes técnicas que nos sirven para conseguir un cambio en la conducta de las personas, normalmente un cambio que obedezca a un fin educativo. De esta manera conseguimos mejorar el comportamiento de las personas desarrollando sus potencialidades.

Existen diversas corrientes conductistas que explican como modificar la conducta:

1. Condicionamiento Clásico
Este tipo de condicionamiento está estrechamente ligado con las necesidades primarias. Consiste en asociar estímulos ya existentes, es decir, asociar un estímulo neutro con una respuesta. De esta manera al introducir el estímulo neutro, éste se empareja con otro estímulo incondicionado provocando la misma respuesta que este último.
Podemos entender mucho mejor este tipo de aprendizaje gracias al ejemplo que ya todos conocemos de los perros de Paulov, en el cual el sonido de las campanas a la hora de comer también producía que los perros salivaran.

2. Condicionamiento operante
En este caso se consigue modificar la conducta en base a la consecuencia que esta traiga consigo. En este tipo de aprendizaje la consecuencia, es decir, el estímulo reforzador, es contingente a la respuesta que el sujeto ha emitido previamente. Los procedimientos operantes básicos son:
- Reforzamiento, que puede ser positivo, un premio que se otorga al sujeto cuando ha realizado una conducta deseable, como por ejemplo jugar a la consola cuando se han terminado los deberes; o bien puede ser negativo, liberar al sujeto de al sujeto de un estímulo desagradable para conseguir esa conducta desable, como por ejemplo librarse de recoger la habitación si se aprueba un examen.
Castigo, que al igual que los refuerzos, también pueden ser positivos, es decir, presentar un estímulo desagradable para evitar una conducta no deseada, como castigar recogiendo la mesa si un niño se porta mal; o pueden ser negativos, esto es, quitar un estímulo agradable para evitar esa conducta desagradable, como castigar sin televisión a un nió cuando se portal mal.

Pero es muy importante que los castigos estén bien ejecutados para que sean efectivos; en muchas ocasiones amenazar con un castigo sin llegar a complirlo puede producir el efecto contrario puesto que se aprende que esa conducta negativa no traerá realmente consecuencias indeseadas y que por tanto se puede salir impune de las mismas. Desde mi punto de vista considero más positivo reforzar aquellas conductas que son deseables que castigar las que no, por ejemplo, reforzar el buen comportamiento de los niños, antes que castigar las peleas o discusiones, puesto que normalmente se da por hecho que debemos comportarnos bien, aprobar todas las asignaturas, etc y estas conductas no se refuerzan, tan sólo se castigan las negativas. De esta manera anteponemos lo bueno, lo deseable a lo negativo, dotándolo de más valor. Sin embargo no hablo de refuerzos unicamente materiales, creo que reforzar verbalmente también es muy positivo puesto que considero que los regalos como refuerzo pueden conducir a que la persona actúe únicamente por la recompensa de su comportamiento y no por lo deseable o conveniente que es en si misma.

1 comentario:

  1. Hola Elena,

    ¿Podrías poner ejemplos de la vida cotidiana donde hayas vivido el reforzamiento o los castigos de las conductas?

    Saludos

    Iñaki

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