miércoles, 28 de septiembre de 2011

Otra vez en marcha

¡¡Bienvenidos de nuevo!! Aquí volvemos por segundo año consecutivo, esta vez bajo un nuevo título pero con el mismo objetivo que el curso pasado, reflejar en este blog todas aquellas cuestiones que durante las clases nos hayan suscitado reflexión, y compartir con el resto de compañeros nuestros aprendizajes.

Este curso vamos a tratar el tema de las técnicas de intervención puesto que nos ayudan, no sólo a enfrentarnos a los grupos con los que en un futuro trabajaremos, sino que también nos ayudan a reaccionar ante situaciones inesperadas. Son una buena herramienta para logar un clima positivo y de confianza en un grupo, para conseguir que todos sus miembros cooperen, para motivarlos, etc. Por tanto, creo que queda bastante justificada la necesidad de conocer y dominar diversas técnicas para nuestro desempeño profesional. Los objetivos principales que persiguen las técnicas, como bien hemos visto en clase, son: la mediación; facilitar el proceso de individuación, teniendo en cuenta que cada persona es única y diferente al resto, pero que al mismo tiempo debe interactuar y relacionarse con los demás sin perder su identidad; y por último, las técnicas deben favorecer y mejorar los procesos de socialización.

Por tanto, en este marco de técnicas es en el que nos situamos en esta nueva etapa, que pretende continuar con todo aquello que también aprendimos el curso pásado. Y la metodología del profesor estamos observando que sigue siendo más o menos la misma, puesto que el curso pasado todos acabamos muy contentos con la combinación entre exposición, a poder ser breve, y actividades y ejercicios que nos mantienen activos, ejecución de técnicas etc, que nos permiten aprender de otra forma. Y por ese este curso hemos continuado con esta clase de actividades. En concreto en esta entrada quiero hablar de una que me ha hecho reflexionar sobre algunos términos:

El otro día al entrar en clase las sillas y las mesas estaban colocadas por todo el aula sin ningún ordén, todos nos sentamos, puesto que pensamos que estarían colocadas así por algún motivo. A la pregunda de qué modificaríamos en la clase para que cumpliera una buena función educativa, contestamos que habría que reorganizar las mesas ya que algunos compañeros daban la espalda a otros, o no tenían buena visibilidad... Sin embargo fuimos muy pocos los que nos levantamos ayudar a Marcos que fue quien tomó la iniciativa de reorganizar la clase. La excusa, que no se necesitan 20 manos paro mover 4 sillas. Y es totalment cierto, quizá 20 manos sean demasiadas, sin embargo el ofrecer tu ayuda, el mostrar esa disposición dice mucho de las personas. También se dijo que en otro contexto si que habrían ofrecido su ayuda, por ejemplo si los usuarios fueran quienes la necesitaran, sin embargo a mi esto me suscito una reflexión, creo que a pesar de nuestros roles en las diferentes situaciones, somos la misma persona, y por tanto quien de verdad ofrece su ayuda sin compromiso, sin obligación, la ofrece a sus usuarios pero también a sus iguales, aunque ofrecerla no sea un tema de vida o muerte. No creo que en los ratos en los que "ya no seamos educadores sociales" debamos olvidar todo esto. Yo soy Elena, hermana, hija, amiga, futura educadora social... y lo soy a tiempo completo y por tanto creo que si consideramos un valor ayudar a los demás debemos hacerlo en cualquier tipo de circunstancia.

También me dio que pensar otro comentario que surgió de aquella actividad, y es que a veces no actuamos, no tomamos la iniciativa por no romper con nuestra comodidad o con la comodidad del otro. Y pensándolo bien me he dado cuenta de que esto es muy común y al mismo tiempo un gran error. Como dijo Iñaki. ¿Qué nos conviene, cuál es nuestro objetivo, que nuestros usuarios, o no necesariamente nuestros usuarios, también puede ser gente de nuestro entorno: nuestros hijos, sobrinos, hermanos, amigos... estén cómodos o que aprendan? Muchas veces por evitar la pataleta de un niño no tomamos medidas y dejamos que se salga con la suya. Esto nos puede ahorrar el numerito en plena calle o las dos horas de gritos y lloros, sin embargo no habremos cambiado nada en su forma de actuar, no habrá aprendido nada, sólo que para la prómima puede hacer más de lo mismo ya que le ha funcionado. Entonces es necesario que identifiquemos bien cuál es nuestro objetivo y si es necesario ponernos serios, ser categóricos, debemos serlo puesto que lo principal es aprender.



1 comentario:

  1. Hola Elena,

    Por fin puedo ponerme a escribiros algún comentario sobre lo que suscita vuestras reflexiones.

    Sobre lo que dices estoy totalmente de acuerdo contigo, no nos podemos compartimentar, no soy educador/a de 8 a 15 y, luego, soy otra persona. O, sólo ayudo a los "usuarios", vaya, ¡qué suerte tienen los usarios/as de contar con tu ayuda!

    Espero que ese ejercicio que hicimos en clase haya podido expresar esta contradicción entre comodidad y acción.

    Saludos

    Iñaki

    ResponderEliminar